Nuestros hij@s pueden ser nuestros pequeñ@s ayudantes.

Imaginaros que estáis en una cocina de fábula, en la que vuestros pinches son estos enanos o duendes dispuestos a ayudar con sus manitas… claro que en la práctica es más realista el caos alrededor y todo el extra que tenemos que limpiar! Pero con mucha paciencia y con nuestro amor hacia ell@s, puede ser bien divertido y con el tiempo dejará de ser tan desordenado, para ser una práctica común y excelente actividad familiar!

Os lo puedo confirmar desde mi experiencia personal con nuestro pequeño alquimista. Desde muy pequeño, y ya listo para los alimentos sólidos, mientras yo cocinaba le dejaba algo en su trona que pudiera manosear para que se entretuviera. Ya después le inicié en las prácticas de ayudante de cocina;): judías para que las fuera rompiendo, guisantes para quitar de las vainas, o champiñones para romper. En verano un bol lleno de agua para quitar la tierra de las lechugas y todo lo que fuera apareciendo. Con 2 años ya le dejaba el cuchillo y os juro que ahora con 4 ya sabe cortar en rodajas. El resultado no será perfecto a los ojos de muchos cociner@s, pero lo importante es que tengan contacto real con los alimentos, que participen en las tareas del hogar, que se sientan válidos y seguros en lo que hacen.

Estoy segura que es una óptima forma de acercarles a las verduras en el caso de que haya el problema de que no se las coman. También podemos jugar, aprendiendo los colores mientras elaboramos una gran y variada ensalada de verduras o frutas o podemos realizar actividades proporcionando momentos en familia como, por ejemplo, nuestra preferida: cocinar galletas sanas y caseras que serán devoradas esa misma tarde! Todo es verlo y sentirlo de una manera enriquecedora fomentando la creación y la educación. Espero que lo que comparto os sirva de inspiración, y si tenéis otras ideas o queréis compartir experiencias, ya sabéis que deseamos recibir vuestros comentarios y nos encanta contar con ellos! Un abrazo familias!!!