Lo que quería traer este martes al reto que estamos participando cada martes en instagram : @ losmartesvegan eran los tan deseados cinnamon rolls, pero ha resultado que no tenía nada programado para la comida de este medio día en casa, ni tiempo para hacerlo todo, así que he decidido variar el plan inicial para aprovechar lo que cocinara en el reto como nuestra comida. Necesitaba hacer algo salado y original pero a la vez he querido que se pareciese a mi primera idea de los rollos de canela (a veces puedo ser un poco obstinada jiji). Y por supuesto he creído importante en este reto propuesto por nosotras mismas aplicar el lema de nuestra empresa: comida saludable, deliciosa y sin gluten. Finalmente os  presentamos una receta que lleva harinas y además compartimos alguno de nuestros trucos para conseguir masas sin gluten más resultonas.

Para lograr dar consistencia a masas sin gluten y que se pueda trabajar bien con ellas (como necesitamos en este caso para hacer los rollos sin que se rompan en el proceso de elaboración ni mientras estén en el horno) utilizo el agua de cocción de los garbanzos, conocida en el mundo de la repostería  como aquafaba. Si además, en esta agua de cocción de los garbanzos que ya tienen su sabor, le diluimos una pastilla de caldo vegetal, le aportaremos todavía un sabor más intenso y rico a la masa. Así que ya sabéis: guardad siempre el agua de cocción de las verduras y también la de los garbanzos.

En esta receta me pareció una opción divertida presentar dos rollos de colores distintos: uno con polvo de remolacha y otro verde con polvo de spirulina. Para conseguirlo, solo tendréis que dividir la masa en dos partes una vez ya la tengáis hecha, y añadir a cada parte uno de los ingredientes. Para el relleno podéis utilizar lo que se os antoje, y si tenéis en cuenta el contraste de los colores el plato todavía quedará más curioso. En mi caso el relleno blanco es de anacardos casi fermentados, ajo, sal y pimienta negra; mientras que el otro es un paté de olivas. 

Ingredientes para la masa:

  • 2 tazas de harina de trigo sarraceno
  • 2 cucharadas de harina de arroz
  • 1 cucharada de harina de garbanzos
  • Medio vaso de aceite de coco
  • 1 vaso de agua de cocción de los garbanzos reservada en la nevera
  • Media pastilla de caldo vegetal
  • 1 cucharada pequeña de sal, pimienta negra y nuez moscada
  • 4 cucharadas soperas de polvo de remolacha
  • 2 cucharadas soperas de polvo de spirulina

Elaboración:

En un bol grande mezclamos las harinas, las especias y la sal.

En el vaso de aguafaba disolvemos media pastilla de caldo vegetal, mezclamos bien y añadimos a la mezcla de harinas.

Derretimos el aceite de coco y lo añadimos también a las harinas y por fin lo mezclamos todo.

Si vemos que se nos pega en las manos o en la espátula de cocina, podemos añadir un poco de harina de trigo sarraceno mientras continuamos amasando hasta que ya no se pegue.

Hacemos dos pelotas y reservamos.

A una de las pelotas le agregamos despacio el polvo de remolacha y amasamos hasta obtener un color lo más homogéneo posible. Con la otra pelota hacemos lo mismo pero esta vez con el polvo de spirulina.

Ponemos en la encimera una de las pelotas cubierta por un papel de hornear y con el rodillo la estiramos hasta que llegue a tener un espesor de 1 cm. Por los lados es mejor cortarla con un cuchillo para que quede un rectángulo bien formado.

Esparcimos la crema de anacardos por encima de la masa y con mucho cuidado lo enrollamos.

Hacemos lo mismo con la otra masa y con el otro relleno.

Llevamos los rollos al horno y los dejamos 20 minutos dentro. Cuando se hayan enfriado un poco los cortamos con el ancho deseado.