Esta Navidad hemos reforzado sus dosis de magia y encanto. Es bastante fácil cuando hay un pequeño alquimista que siempre nos hace ver el mundo a través de su brillo. 

 

Queremos compartir  esta receta espectacular y tan sencilla de bizcocho de mandarina que he hecho estos días.
Ha sido un suceso así que ya estoy pensando en repetir la receta con las naranjas de nuestro árbol. 
ingredientes:
6 mandarinas pequeñas
1/3 de taza con aceite de coco 
1 taza de panela 
media taza de agua con 1 cuchara sopera de semillas de chia
2 tazas de harina de espelta
1 cuchara pequeña de levadura
1 cuchara pequeña de vinagre de manzana

 
Elaboración: 
Lavamos las mandarinas y las llevamos todas a la procesadora. 
Trituramos hasta que quede lo más liquido posible. 
Llevamos el aceite de coco al baño maría, cuando este se derrita, añadimos a la procesadora. 
Seguimos mezclando apenas unos segundos más para que se mezcle bien la masa de mandarinas con el aceite de coco. 
Precalentamos el horno a 180 grados. 
Llevamos al fuego el vaso de agua con la cuchara de semillas de chía y batimos con unas varillas. 
Cuando empiece a hacer una espuma mucilaginosa apagamos el fuego y añadimos a la mezcla de la procesadora. 


Pasamos toda esta mezcla para el bowl donde hemos estado mezclando los ingredientes secos. 
La harina de espelta con la levadura y azúcar (panela)

Añadimos por último unas gotas de vinagre de manzana.

Llevamos todo a un molde previamente engrasado y espolvoreado con harina, como hacemos siempre para que la masa no quede pegada al molde después de cocida. Horneamos con la temperatura de 180 grados durante 35 minutos.


Una vez pasado ese tiempo esperamos que se enfríe para quitarle del molde y espolvoreamos con harina de coco tamizada, nuestro substituto saludable al azúcar glasé. decoramos con pequeños gajos de mandarina y almendras troceadas.