Preferentemente en nuestra dieta diaria debemos utilizar los alimentos en su forma natural, sin intentar imitar los productos de origen animal a los que nos hemos acostumbrado. Pero a veces, caprichos como el yogur tienen un sabor especial… supongo que nos conectan con el niño que tenemos dentro, ya que la mayoría de nuestras madres nos los daban a menudo.

El yogur vegano, están hechos a partir de frutos secos y probióticos, nuestras amigas bacterias alquimistas con el poder de “digerir” las proteínas y transformar la textura, el sabor y la energía de los alimentos. En el caso de los yogures, conseguimos una textura cremosa y un sabor poco ácido, como el yogur de vaca, pero sin los antibióticos, hormonas y todos los aditivos que ya conocemos como maleficios de la leche animal y sus consecuencias para nuestra salud y el planeta.

Si escogemos como base las almendras y le añadimos sésamo triturado y frambuesas obtendremos una fuente de calcio capaz de destruir la famosa leyenda del calcio en la leche de vaca.



Ingredientes:

  • 1 taza de almendras “activadas” (dejamos en remojo durante toda la noche )
  • 2 tazas de agua mineral
  • 2 cápsulas de probióticos ( los podéis encontrar en cualquier herbolario)


Hoy hemos elegido: moras y sirope de ágave para acompañar.

Colamos las almendras y las trituramos con 1 taza de agua en la procesadora de alimentos o en la miniprimer, le vamos añadiendo agua hasta llegar a las dos tazas. La razón por la cual trituramos con poca agua es porque queda una textura cremosa más fácilmente, al añadir el agua progresivamente evitamos que queden grumos.

Añadimos las cápsulas de probióticos y removemos; ponemos la crema en vasitos de yogur o botecitos de cristal con tapa de rosca ( los llenamos 2/3) y tapamos con telas y cuerdas finas, ponemos nuestros yogures cerca de una estufa/ en la yogurtera/ dentro de una olla con agua tibia (tenemos que calentar un poco el agua cada hora).. si podemos tenerlos a 30 grados perfecto, si hay mucha temperatura mataremos a las bacterias alquimistas.

Los dejamos de 4 a 5 horas ( notareis que sube la crema y empieza a tener como aire dentro ), dejamos que se enfríen, tapamos los vasitos y los dejamos en la nevera. A la hora de consumirlos les añadimos nuestros ingredientes preferidos, en este caso las moras y el sirope de ágave.