Nosotras, las locas de los fermentados, no podríamos pasar sin intentar hacer este condimento tan rico y tan fuerte que tiene su nombre en chino: ¡el miso!! Nace de la fermentación de la haba de soja con el hongo aspergillus orizae pero, antes de pasar a la receta, queremos describir a título informativo sus excelentes propiedades y los motivos que nos han llevado a elaborarlo.

La primera razón es que, al ser casero, nos aseguramos de que no estará pasteurizado. Esto es muy importante para que conserve las propiedades terapéuticas de las enzimas y bacterias que lo hacen ideal para restaurar la flora intestinal ¡y también ayudan a la salud de nuestro aparato digestivo!

Lo mismo sucede con los microorganismos y el aporte de vitamina B12. A nivel de minerales es rico en calcio, magnesio, hierro, potasio y sodio.
Debido a su contenido en sodio, se recomienda un uso moderado en los casos de hipertensión. Al contrario de lo que mucha gente imagina, en el miso el contenido en sal es inferior al de la propia sal, por lo que funciona perfectamente como un sustituto.

Nuestra alimentación suele ser acidificante y la vida estresante incrementa dicho ácido, así que nada mejor que una sopa de miso (https://www.alquimiavegana.es/sopa-de-miso-2/) para alcalinizar el organismo ¡y también depurar la sangre!

Para que hagas tu miso casero lleno de microorganismos vivos sólo tienes que esperar entre seis meses y un año, si se trata de un miso más fuerte con menos koji. No obstante, también los hay de otro tipo, como el miso dulce, que llevará menos tiempo de fermentación (como 2 a 4 semanas).
Y, ahora sí, ahí va la receta de miso:


1 kg koji.
1 kilo de habas de soja.
420 gramos de sal.

Empezamos dejando en remojo varias horas las habas de soja remojadas en agua, después escurrimos el agua de remojo y llevamos a ebullición durante 1h30 minutos.

Cuando las habas estén bien tiernas las escurrimos y aplastamos los granos hasta que consigamos una pasta con ayuda de las manos o la minipimer.
Mezclamos nuestro hongo con la sal presionando bien, aplastando y amasando durante unos 10 minutos. Después colocamos esta masa en un recipiente de cristal previamente esterilizado y lo cerramos de manera que no entre aire.

Dejamos que fermente en un lugar resguardado, con una temperatura tibia constante y esperamos…

El tiempo se nos ha pasado tan rápido que creo que el próximo experimento serán las ciruelas umeboshi que necesitan entre 2 y 6 años de fermentación .

Super miso